viernes, 20 de noviembre de 2009

Caparrós sobre periodismo gráfico, cronicas, etc.

“Suelo decir que a mí me sorprende que los editores de los medios gráficos argentinos trabajan para una especie que ellos han inventado que es muy paradojal y contradictoria, que es un lector que no lee. Ellos creen que los lectores no leen. Entonces, si un lector no lee, ¿qué carajo es? Porque un lector se define por ser alguien que lee. Un lector que no lee es como… qué se yo… una heladera que calienta. Pero ellos trabajan para ese género curiosísimo, bizarro. Entonces pelean contra los medios electrónicos con las armas de los medios electrónicos. Hacen medios gráficos como si fueran televisión o Internet o lo que fuese. Es un error, por supuesto. Y la gente deja de leer. No hay una revista en este momento en la Argentina que se lea. Los diarios bajan su circulación y los medios gráficos están en una crisis como yo no conozco, no había visto nunca. El periodismo gráfico está mal, muy mal. Mundialmente también, pero no tanto. Hay revistas como Gatopardo como Soho como Etiqueta Negra… que les va bien, porque hay gente para eso. Quizás no sean 500 mil personas, pero hay muchas cosas que no son para 500 mil personas…
A mi me parece muy raro, porque en general en América Latina todavía existe esa creencia de que el periodismo argentino es muy bueno. Suelen pensar que es el mejor. Y después se sorprenden cuando vienen acá y no ven un medio donde supuestamente está ese gran periodismo argentino. Seguimos viviendo glorias pasadas.
Muchos de los buenos periodistas creo que están resignados a no tener espacios para trabajar. La crónica no es solo un lujo narrativo, también es una posición política… quiero decir, frente a esta decisión de los grandes medios de actualidad de postular que importa lo que le sucede a la gente que tiene poder, la crónica habla de otro tipo de gente. Para las personas comunes, la única posibilidad de salir en los diarios es un choque de trenes, un crimen pasional o algún que otro accidente. Sin sangre es muy difícil que una persona común salga en los diarios. Los que salen en los diarios son los que tienen poder. Políticos, económicos o del espectáculo: actrices, futbolistas, modelos, etc. Y eso postula una idea muy fuerte del mundo: que lo que importa es lo que le pasa a la gente que tiene poder. Eso es lo que te está diciendo el diario todo el tiempo. Marca agenda y marca una forma de ver el mundo. En cambio la crónica habla de otra gente. Y en ese sentido me parece muy política”.

“Por momentos tengo la sensación de que ya escribí suficientes crónicas. Y en algún momento pensé que esta de El Interior iba a ser como mi última crónica. Que ya está bien, que ya hice lo que tenía que hacer en ese campo. Y que cuando terminara esto iba a terminar con este género. No estoy tan seguro de que lo haga, porque me da un poco de pena, porque después siempre aparece algo que me dan ganas de contar. Sería tonto cerrar una puerta, ¿para qué? Pero un poco tengo esa sensación, como que si sigo haciendo esto voy a empezar a repetirme más de lo que me gustaría”.

Internet
“Es muy interesante navegar sin rumos y azarosamente y terminar leyendo leer cosas que nunca te propusiste leer. Eso me da mucho gusto. Navegar implica como una decisión, con un timón y partida, destino y esa serie de cosas. Pero acá creo que es entrar en una serie de corrientes arremolinadas. Uno se mete en una página y te remite a otro y las conexiones impensadas… no? Eso tiene un problema que es que te crea como una ansiedad por ir yendo un poco más allá que a veces te dificulta quedarte el tiempo necesario para leer cada uno de esos materiales”.

“Me parece que hay muchas cosas para contar y no me decido a dejar de contar algunas de ellas. Por supuesto que hay muchas que no cuento, pero aún así, todas las cosas que están en esos libros me parece que son las indispensables. Tal vez debería tener más capacidad crítica y dejar afuera cosas. Pero cuando empiezo a pensar en el libro, pienso: “bueno, esta vez sí voy a hacer un libro cortito”. Y después termino haciendo estos mamotretos…

“La editorial se lo banca porque como La Voluntad era muy largo y la Editorial Planeta lo rechazó porque era largo y salió publicado en Norma y después se arrepintieron y ahora están como curados de espanto. Además me parece que, como lector, estoy a favor de los libros largos. Es decir, si es un libro bueno, no quiero que se termine nunca. Si es malo y largo es como si fuera largo y corto. Lo dejás y listo. Cuál es la ventaja de que sea corto más allá del problema industrial?
-Bueno, para ellos es una ventaja que sea corto por el problema industrial de impresión…
-Bueno, pero no es mi problema. Ni como escritor, porque quiero decir una cantidad de cosas. Y como lector, porque, justamente, cuando estás interesado, enganchado en un libro, quiero que dure para siempre.

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