jueves, 27 de agosto de 2009

lunes, 24 de agosto de 2009

Los Martin Fierro y APTRA

Hace algunos años hice una investigación para la revista Noticias sobre quiénes eran los integrantes de la autodenominada APTRA, y los resultados, sorprendentes, fueron la tapa. Un gran porcentaje de los periodistas de APTRA no eran periodistas. No es que no eran periodistas de espectáculos, no eran periodistas ni nada. Uno tenía una zapatería, otro manejaba una revista de chivos, otros eran relacionistas públicos (incluso de los propios artistas nominados). El Martín Fierro ni se mosqueó. Conocida esa información, los actores y actrices nacionales, los periodistas argentinos, siguieron yendo a la fiesta, agradeciendo efusivamente, emocionándose y me fue quedando claro que la investigación no importaba nada. No sé cuánto cambió APTRA desde aquellos años hasta ahora. No sé si quedarán recuerdos de aquellos truchos que garroneaban el cable gratis y otros beneficios que la asociación daba a todos sus asociados (con la plata de la transmisión, ¡se hacen entre ellos regalos de cumpleaños!). Sé que algunos de los periodistas más reconocidos del medio están allí. Y que algunos de los periodistas más reconocidos del medio no están allí y no estarán nunca. Que truchos hay en todas partes. El año pasado se hacía un homenaje a Jorge Guinzburg y asistí a la fiesta pese a haber jurado que nunca iría. Ya está, no vuelvo. Pero tampoco me quejo más del Martín Fierro. Tiré la toalla. APTRA no representa nada, muchos de sus integrantes sólo se pelean por ver quién es más cholulo y hay hasta rabietas por entregar un premio a Mirtha o cosas así. Hacen la fiesta un miércoles para que “Marcelo” (para ser de APTRA es exigencia nombrarlo sin el apellido) vaya. Tendrán éxito porque se juntarán dos gremios vanidosos (actores y periodistas ), más comida gratis, más alfombrita roja donde las estrellas pueden una vez al año creerse la del glamour, más chivos para diseñadores, más pantalla asegurada. El resultado: un Martín Fierro exitoso y no hundible. Aunque nadie recuerde quién ganó el año pasado.Por Osvaldo Basan

Una bomba silenciosa

Pocos tal vez recuerden que Laura Bush ejerció de feminista extrema cuando abogó por guerrear en Afganistán para terminar con “la opresión de las mujeres” bajo los talibán. Hubo toda una campaña internacional previa en favor de los derechos pisoteados de la mujer afgana y su “liberación” fue uno de los argumentos que EE.UU. y sus aliados reiteraron para invadir Afganistán el 7 de octubre de 2001. Como es notorio, el régimen talibán fue derrocado en noviembre, y en diciembre se estableció un gobierno de transición encabezado por Hamid Karzai, elegido presidente por el voto popular en 2004 y tal vez reelecto en las elecciones del jueves pasado.

Era más que duro y humillante el estatuto de la mujer afgana bajo el régimen talibán. Desde los 8 años tenían prohibido entrar en contacto con un hombre, excepto que fuera un familiar. Las mujeres no debían andar solas por la calle ni hablar en voz alta en público ni podían asomarse al balcón de su casa ni estudiar ni trabajar ni andar en bicicleta o en motocicleta o en taxi con el rostro descubierto, tenían que vestir burkas y de hecho vivían en arresto domiciliario. El castigo a las que violaban estas normas era público y cruel. A ocho años casi de tumbado el sistema, las cosas no han mejorado mucho.

Es cierto que algunas mujeres ocupan bancas en el Parlamento afgano y que millones de niñas asisten ya a la escuela primaria. Pero las restricciones aumentan para cursar la secundaria: sólo el 4 por ciento alcanza a terminarla. “La violencia contra las mujeres es endémica, son amenazadas en público y varias han sido asesinadas” (The Washington Post, 18.8.09). El “democrático” Karzai ha empeorado esta condición.

El 27 de julio último, quizás aprovechando los estrépitos de la guerra, puso una bomba silenciosa: la ley del estatuto personal chiíta, que faculta a los chiítas hombres a privar a sus mujeres de alimentación y sustento si éstas se niegan a obedecer sus demandas sexuales cuando las exijan. Los derechos de custodia de los niños quedan en manos de los padres y los abuelos y ellas deben pedir permiso a los maridos para trabajar. Las mujeres sólo pueden abandonar su domicilio si existe “un motivo legal urgente”. Esta ley rige para la minoría chiíta del país y viola el artículo 22 de la nueva Constitución afgana, que declara que hombres y mujeres “tienen los mismos derechos y obligaciones ante la ley”. También transgrede la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, de la que Afganistán es Estado Parte. Y más, claro: reimpone un régimen hogareño que los talibán aplaudirían a rabiar.

Karzai produjo un primer intento de promulgar estas regulaciones a comienzos de abril de este año, pero la protesta internacional lo obligó a prometer su modificación y, en efecto, se introdujeron algunas correcciones. Más bien en su redacción: “Expertos en la ley islámica y activistas de derechos humanos declaran que, aunque se ha cambiado el lenguaje de la ley anterior, permanecen muchas de las disposiciones que alarmaron a los grupos pro derechos de la mujer” (The Guardian, 15.8.09). Por ejemplo, la del tamkeen –señalada más arriba– que califica de “desobediente” a la mujer que no muestra prontitud en satisfacer el deseo sexual de su marido y que recibe entonces la penalidad consecuente: no hay sexo, no hay comida.

El presidente afgano destinó esta movida a ganarse el apoyo electoral de los chiítas ante el aumento alarmante de la popularidad de su contrincante más cercano, Abdulá Abdulá, que pasó en dos meses del 7 al 26 por ciento de la intención de voto. A pesar de sus promesas de mejorar la situación de las afganas, Karzai optó por satisfacer a quienes piensan todavía que la mujer es un objeto desechable. Durante la campaña electoral cortejó al ayatolá Mosheni, que se considera a sí mismo el líder de los chiítas del país, y a otros dirigentes musulmanes de línea dura. La consecuencia sería esta ley.

“Karzai ha cerrado el trato impensable de vender a las mujeres afganas a cambio del apoyo de los fundamentalistas en las elecciones del 20 de agosto”, señaló Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch (Reuters, 14.8.09). “Se suponía que esta clase de leyes bárbaras –agregó–- había sido relegada al pasado con el derrocamiento de los talibán en 2001.” Muchos críticos de la ley han recibido amenazas de muerte que se cumplieron con Sitara Achkzai, una prominente defensora de los derechos de la mujer que fue asesinada a balazos en Kandahar (www.hrw.org, 15.4.09). Pero Occidente aún no ha reaccionado ante las nuevas disposiciones. Tal vez porque Obama subrayó que la guerra en Afganistán no sólo es justa, también es necesaria.


Por Juan Gelman

Marcados

UNO Desde el vamos, somos marcados: rosa o celeste, nombre y apellido, igualito a ésta o parecido a aquél, Batman o Robin, Boca o River, él o ella, siglas de la derecha o de la izquierda, y así hasta el final. Nuestra vida –como la del american psycho Patrick Bateman– puede narrarse en una acumulación de marcas y de logotipos.

La elección de las marcas es lo que nos marca.

DOS Escribo todo esto mientras unos pésimos dobles marca Beatle conmemoran los cuarenta años del cruce de Abbey Road frente a miles de curiosos; una caravana de autitos marca Mini sale desde Bilbao hacia Birmingham para festejar el medio siglo del arranque del motor en cuestión; a menos de un año de su fallecimiento se anuncia la resurrección de la cámara Polaroid (igual diseño y tecnología pero con distinto nombre, por motivos de derechos); y alguien compra por Internet, en el site de la tienda on-line Celebrity Skin and Bodily Fluids, la materia orgánica (caca, pis, sudor, piel muerta) de alguna estrella más o menos viva que dejó su marca corporal en alguna parte sin sospechar (o sí) que pronto sería recogida y envasada y valuada por un comando marquero.

Y hace unos días tres amigos me regalaron por mi cumpleaños una lapicera Parker. Ya lo conté antes: la marca de las lapiceras fue mi primera conciencia “de marca”. Yo iba a un colegio/estatal/progre/de moda y dime con qué escribes y te diré cómo eres. Así, la Parker era la tinta azul de los de sangre azul, la Scheaffer la de los hijos de la intelligentzia y la 303 la de la clase trabajadora. En el ambiente de “los deportistas”, el sistema de castas venía dado y pateado por las zapatillas: Adidas, Flecha y Pampero. Eso sí, en el recreo éramos todos iguales. En el recreo, todos marcábamos la Z del Zorro.

TRES Voy a ver la película G. I. Joe. ¿Alguien puede decirme por qué voy a ver G. I. Joe? No jugué con esos soldaditos de pequeño, no me lleva allí adentro ninguna marca nostálgica en el ADN de mi infancia. No tengo, entonces, las coartadas que podría esgrimir ante el visionado de una hipotética Lego: The Movie (y otra marcación clasista acaso anterior al de las plumas estilográficas: Lego y Rasti y Mis Ladrillos). Pero entro igual al cine (Fanta sin burbujas en mano, lo más cool es la gaseosa sin gas, y no me acuerdo quién me comentó que Fanta proviene del alemán fantastich y que fue, en sus orígenes, una bebida de diseño nazi ante la imposibilidad, por entonces, de exportar refrescos de la Coca-Cola) y salgo diferente, como si me hubieran hundido hasta las cejas en el líquido virtual con que se elaboran hoy en día los efectos especiales. Me duele todo, me siento pegajoso, me zambullo en el metro de regreso a casa y leo, en un periódico que alguien dejó por ahí, un artículo sobre los videogames musicales que, parece, es lo que salva y salvará a las viejas bandas. Parece que hoy “meter” un tema en “Guitar Hero” o en “Rock Band” equivale a grandes beneficios sin mover un pelo. Importa más el juego que el disco. Y hasta los ya mencionados Beatles han sido digitalizados para que uno pueda cantar y tocar con ellos en el living de casa sacudiendo el flequillo y esparciendo toda esa caspa que nadie va a comprar.

CUATRO Más allá de las partituras ideológicas, está claro que los políticos pertenecen todos a una misma marca y silban la misma cantinela. Gente que no se detiene nunca a la hora de no hacer nada y disimula lanzando todo el tiempo “productos” al mercado para la desesperación del gran público más consumido que consumidor. La última entrega de la saga “Geyper-PP versus GI-PSOE” –mucho más estrepitosa que G. I. Joe– deja de lado el asunto de los regalitos sobornantes para optar por las escuchas telefónicas. El PP acusa al PSOE de entrometerse en sus móviles y fijos pero no aporta pruebas. El PSOE exige que presente evidencias o se retracte. Y así va pasando este tórrido agosto de la crisis en el que se practica lo que ya se conoce como “hedonismo austero”. Más cerveza con amigos en el bar de la esquina, menos vacaciones (muchos se revuelcan en la hierba de plazas cercanas o se entregan al cannabis que, se supo, daña la memoria, y para lo que hay que recordar, humean... ) y entrar a supermercados en busca de “marcas blancas”: alimentos que no tienen el pedigrí de las multinacionales pero que, sí, son más baratos. Son marcas caseras y locales que, a menudo, llevan el sello del establecimiento que las comercializa. Los imperios alimentarios se defienden argumentando que los controles de calidad son, también, más económicos y menos rigurosos y por ahí se filtra un informe donde se especifica que los trabajadores en las fábricas de marcas blancas cobran hasta un 30 por ciento menos que los que elaboran marcas doradas. Mientras tanto, no termino de enterarme si es cierto eso de que el Vaticano estudia que los hijos de los curas lleven el nombre –la marca– de sus padres que pecaron y cayeron en la tentación y todo eso. Y, de paso, asegurarse así que no se produzcan incómodos juicios patrimoniales a la Santa Sede. Cansado de todo esto, llego a casa y abro la nueva novela marca Pynchon.

Pynchon refresca mejor.

CINCO En una entrevista en La Vanguardia, el publicista Toni Segarra dice: “Al tiempo que desaparecen las audiencias masivas, se fragmentan también las grandes marcas. Creo que vamos a un mercado con miles de pequeñas marquitas cada una con su grupito de fieles... Las únicas nuevas grandes marcas son digitales: googles, wikis, yahoos. Google se ha adelantado al comprender que la publicidad va ser totalmente personalizada. Se elegirá la heladera en Google y no a partir de un anuncio en la tele. Y en Google tendrán información sobre sus anteriores búsquedas personales y así redirigirán las nuevas... No sé qué vivimos. Nadie lo sabe, pero lo bueno es que todo el mundo admite que no lo sabe... Y en cualquier caso, sea lo que sea, es emocionante vivirlo”.

SEIS Del polvo de nuestros padres venimos y al polvo de nuestros huesos volvemos y, si hay suerte, valdremos algo, dejaremos alguna marca que no podrá limpiar ni el mejor detergente.

Todo pasa y todo queda pero lo nuestro es marcar.

Otros, por supuesto, nos pondrán el precio.

Pero esa –pónganle la firma con la lapicera que prefieran– es otra historia, otro negocio, otra marca.

Por Rodrigo Fresán desde Barcelona

Semana de frases huecas y dañinas

Esta semana, la televisión puso en circulación dos frases tremendas, aterradoramente huecas y dañinas. Una apareció en uno de los males periodísticos de la época, los videograph. La otra, nada menos, en boca de la Presidenta. Juntas funcionan como síntomas de cómo dos bandos aparentemente enfrentados, como el Grupo Clarín y el Gobierno, son cómplices en la degradación de la jerarquía de las palabras.

La primera frase tiene que ver con la cobertura que hizo la cadena noticiosa TN sobre el veredicto del juicio a los responsables de la tragedia de Cromañón. Lejos de limitarse a proveer la información básica o a separar en dos módulos bien diferenciados lo que es información y lo que es opinión, TN editorializó contra el fallo de todos los modos posibles. La batería de recursos incluía la voz en off engolada y de pesada retórica, la selección de imágenes, la música y un videograph que decía: “194 muertos y ningún preso”. En una muy buena nota publicada en Página / 12 el 20 de agosto, Mario Wainfeld analizaba el zócalo: “La consigna (…) omite que hubo condenas altas, soslaya que es correcto limitar la prisión mientras no hay sentencia firme. Propone una ecuación falaz: la cantidad de víctimas presupone la de sanciones (y su talla). Las pruebas, las reglas del debido proceso, la preservación de los derechos de los reos se dejan al costado o son malas palabras”. Reducir la complejidad de la significación de un fallo a cinco palabras es algo que no está al alcance de los periodistas de TN y de ninguna otra persona en el mundo. El ejercicio del periodismo se está convirtiendo en la práctica de la simplificación más brutal y tendenciosa.

La Presidenta, por su parte, en la presentación del acuerdo con AFA por la televisación del fútbol, marcó un nuevo récord en la banalización de un tema sensible al comparar la retención de las imágenes que realizaba TyC con los secuestros de los desaparecidos. “Te secuestran las imágenes, como antes secuestraron y desaparecieron a 30 mil argentinos”, fue la frase inoportuna, insensible y más que difícil de justificar.

Habitualmente, las frases necesitan de su contexto para no resultar tan extemporáneas. En este caso, el contexto aumenta la gravedad de lo que se dijo. El principal socio del Gobierno en este emprendimiento es Julio Grondona. El presidente de la AFA está en ese cargo desde 1979. La idea de que Grondona –responsable de los negocios del fútbol argentino desde hace tres décadas– participa de una suerte de rescate de los goles de las garras de la dictadura provoca una gama de sentimientos que van desde la indignación hasta la risa.

El mundo es un lugar complejo, infinito, difícil de describir sin encasillarlo. Cualquier expresión del lenguaje necesariamente lo reduce. Esa imposibilidad de dar cuenta de lo múltiple no debería ser una coartada para decir cualquier cosa sino más bien un llamado a la responsabilidad. Hay que tener cuidado con lo que se dice. Si sólo pueden hablar con consignas, lo mejor es
que se callen.

Por Gustavo Noriega

Se dice y no se hace


El Código de Etica de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) establece, entre otras cosas, que sus soldados deben “observar las leyes del Estado y las normas de la dignidad humana, y honrar los valores del Estado de Israel en tanto que estado judío y democrático”. Más adelante abunda en el concepto y subraya: “Las FDI y sus soldados están obligados a proteger la dignidad humana. Cada ser humano tiene valor, con independencia de su origen, religión, nacionalidad, género o posición” (dover.idf.il). Un vocero de las FDI declaró no hace mucho a los medios israelíes que “las FDI tienen más moral que cualquier otro ejército del mundo” (www.haaretz.com, 22-7-09). Qué bien.

El comentario del vocero salió al paso de un folleto que contiene 54 testimonios de 30 efectivos israelíes que operaron durante la segunda Intifada en los territorios palestinos ocupados. Fueron recogidos por Rompiendo el Silencio (RS), una organización de veteranos de las FDI preocupados por “la profundidad de la corrupción que se extiende en las filas militares israelíes” (www.shovrimshtika.org, 15-7-09). Señalan que los soldados a los que dan el alta y regresan a la vida civil “descubren la brecha entre la realidad que conocieron en los territorios (ocupados) y el silencio que impera en sus hogares... la sociedad israelí continúa haciendo la vista gorda y negando lo que ocurre en su nombre”. Los entrevistados por RS conservan el anonimato para evitar sanciones y sí hablan de lo que ocurre en esos territorios.

Relato de un sargento de la unidad blindada 401: “Tirar con armas automáticas por toda la ciudad, a casas y puertas, era algo que todos hacían, no únicamente yo. No sé por qué lo hice. No pensaba. Portaba un arma. En el ejército nunca pensaba. Hacía lo que me decían que tenía que hacer. Y además, todos lo hacían. Era la costumbre, los oficiales y demás, todos lo sabían”. De un sargento primero del Batallón de Artillería 55: cuando su unidad “volvía de operar, arrojábamos granadas de estruendo y de humo a las panaderías que estaban abiertas de 4 a 5 de la mañana porque la gente nos tiraba piedras... Una vez disparé 1500 tiros de ametralladora a las casas de la ciudad”. La ciudad era palestina, desde luego.

Un fatigado argumento que las FDI utilizan para justificar el bombardeo indiscriminado de poblaciones enteras sostiene que los militantes de Hamas se escudan en civiles. “A veces –informa un soldado israelí– la fuerza entra con un civil delante que lleva en las espaldas unos cañones de fusil, se ingresa en la casa usándolo de escudo humano.” ¿Proyección en el otro de lo propio?, diría un psicólogo. RS registra testimonios del uso ilegal de fósforo blanco en vecindades palestinas densamente pobladas. Un soldado señala: “Durante el entrenamiento nos enseñan que no se emplea el fósforo blanco porque es inhumano. Uno ve documentales, observa lo que les pasa a las personas alcanzadas y se dice a sí mismo ‘eso lo hacemos nosotros también’... es inesperado, yo pensé que pertenecía al ejército más humano del mundo”.

Durante la Operación Plomo Fundido que las FDI realizaron en Gaza del 27-2-08 al 18-1-09, en la que además bombardearon instalaciones de la ONU, el asesinato de civiles fue regla. Describió el jefe de un pelotón de Infantería: “El francotirador (israelí) vio a una mujer y a niños que se le acercaban traspasando la línea que nadie podía cruzar según se le había indicado. Les disparó de inmediato. En todo caso, lo que ocurrió es que finalmente los mató. No creo que se haya sentido muy mal por eso. Después de todo, en lo que a él se refiere, hizo su trabajo siguiendo las órdenes que se le impartieron... La vida de los palestinos, digamos, es algo mucho mucho menos importante que la vida de nuestros soldados” (www.haaretz.com, 15-7-09). Una ligera contradicción con el Código de Etica de las FDI.

Dos tácticas para allanar casas se enseñan a los efectivos israelíes, la “seca” y la “húmeda”. En Gaza sólo se empleó la última, es decir, hacer fuego graneado con misiles, proyectiles de tanques, ametralladoras, granadas, todo. En el terreno, las órdenes de allanamiento húmedo significaban “disparar al entrar en (una casa) o habitación para que nadie nos pudiera disparar”, testimonia un soldado. Y otro: “Se demolían las casas en todas partes con un tremendo poder de fuego. Ni una quedaba intacta”; los bulldozers D-9 arrasaban con todo “en el área que se nos había asignado. Era espantoso, como en esas películas sobre la Segunda Guerra Mundial en que nada queda en pie. Una ciudad totalmente destruida”.

“Eso es y fue lo tan bonito de Gaza. Uno ve a una persona en un camino y se le puede disparar sin más”, declaró un efectivo de las fuerzas armadas que “tienen más moral que cualquier otro ejército del mundo”. Señaló el periodista israelí Gideon Levy (www.haaretz.com, 22-7-09): “Esto sólo cambiará cuando reconozcamos que los palestinos son seres humanos”

Por Juan Gelman

La Llamada

Desde el lunes pasado estoy sin teléfono.Reclamé a Entel (en realidad es Telecom, pero al reclamar no noté diferencias en el trato entre antes que era un abonado y ahora que soy cliente).Me explicaron que les habían robadolos cables y tendría para cinco o seis días sin fono. Pedí que me habilitaran un mensajede teléfono en reparación, pero la operadora repetía que “la empresa no brinda contestador en estos casos”. “¡No quiero un contestador!”, imploré, “sólo quiero el viejo mensaje de aviso de línea en reparación”,así quien me llama sabrá de inmediato qué pasa (usted ya sabe cómo es esto: compra cualquier cosa por teléfono, pero a la hora de reclamar, hay que hacerlo personalmente).Resultado: sigo sin contestador, sin teléfono y sin plata, pues uso el celular, que es mucho más caro. A la noche, prendí latele y daban La llamada. Me c… de miedo,después me dormí… y soñé.Miraba fútbol por canal 7 en la cama;de pronto suena el teléfono: era la voz de Cristina. En ese instante –igual que en La llamada– en el televisor surge de adentro de un aljibe una figura femenina, con unacamiseta larga argentina en cuya espaldase lee “Cristina”, el cabello chorreando sobresu cara y me dice: “¡No pude hacermela planchita porque en Olivos estamos sinluz. Lo peor es que no puedo ver los goles…Soy rehén de los servicios y la electricidaddesaparecida”. Se baja de la tele, moja todoel piso y se acomoda al lado de mi mujer;su voz telefónica indica: “Si querés ver a Gimnasia, apretá el 2; si querés ver a SanLorenzo, apretá el 7”. Nada cambió con la ruptura del contrato con TSC: siempre miré al Ciclón apretando el 7, por el zogaca.De nuevo el teléfono, y en la pantalla aparece otra mujer en camisón, con un crucifijo. Es Lilita, que me dice: “No tenés teléfono porque este gobierno no quiere diálogo. Si querés mandar un motomensajero,apretá el 3”.Suena mi celular, es Kirchner: “Disculpame,pero como le había entregado a Clarín todos los cables, tuve que robar los de tu línea para darle a Grondona”. “¿Grondona no tiene teléfono?”, pregunté. “Sí, pero ahora yo le bajo línea, je”, respondió. “Néstor,su patrimonio creció, hay corruptos en el Gobierno, los servicios no andan y cobran lo que quieren… Con todo respeto, me recuerda a Menem”, le dije. Me responde:“Si querés nombrarme a mí, apretá el 1;si querés nombrar a Menem, apretate el izquierdo”. En la tele, Víctor Hugo relata:“Néstor le da una bocha a Grondona, y éste se la lleva… se la lleva… ¡Es el 10! ¡El 10%!¡Una cometa cósmica!”.Entretiempo. En una publicidad oficial,Aníbal Fernández en camisón, con los bigotes chorreando, dice: “La plata de esta publicidad será usada para los deportes olímpicos”. Protesto: “Sí, claro … las retenciones eran para hacer caminos, hospitales y escuelas, ¿quién lo garantiza?”; y Aníbal me responde desde el TV: “Lo garantizo yo”. Ahí me doy cuenta de que, al lado de mi sueño, La llamada es casi una de Disney.El comentario del primer tiempo lo hace un obispo: “El planteo táctico de los equipos es de una pobreza escandalosa”. Cristina propone la creación de 100 mil ideas para atacar, no a la pobreza táctica, sino al obispo y al resto de los comentaristas.Otra tanda: en una camioneta de la Sedronar,su conductor se está afanando 5 kilos de merca. Suena el teléfono y una voz re loca dice: “Si querés denunciarme, llamá al 0-800-PALA(7252). Llamá, total…todas las líneas están tomadas”.Flash informativo: María Julia no permite que le tasen su petit hotel y se niega a devolverlo: “Lo que se compra por teléfon ono se puede devolver”, se justifica. “¡Es lo que yo decía! –grito–, comprá algo por teléfono y después intentá devolverlo”. MaryJuly, desde el tele, me dice: “¿Ves? Mi caso es igual: lo que se choreó gracias a los teléfonos no se devuelve”.Otra llamada. En la tele aparecen los familiares de las víctimas de Cromañón chorreando agua, pero esta vez, proveniente de camiones hidrantes: piden justicia. Ahí me doy cuenta de que estoy despierto. Lo que aún no puedo saber es cuándo me desperté, porque salvo el hecho de que mi teléfono andaba, el resto de la película de terror, fue tan real… Tan real como que esal cohete pedirle una justicia sueca a un país como Argentina.

Por David Rotenberg

El Bar III

En el bar todo esta prohibido, salvo algunas cosas, nadie sabe cuáles. Todas las acciones tienen, por esa causa, un aire de clandestinidad.
Las autoridades no son evidentes. Tal vez tienen apariencia de parroquianos. Tal vez sus castigos están disimulados entre la confusa serie de sucesos casuales.
Suele sospecharse de los mozos. Ellos jamás traen lo que se les pide. Aparecen subitamente sin ser llamados, e indefectiblemente cobran cuentas que pertenecen a otras personas. A veces, hacen circular rumores falsos, probablemente con la intencion de entererarse, a cambio de conspiraciones verdaderas. Muy a menudo, los mozos desaparecen y son reemplazados por otros, enteramente desconocidos.
Algunas mujeres, especialmente las prostitutas, tienen forma de informantes. Por cierto, es frecuente que, como pago de sus apurones eróticos, bajo las mesas, acepten gustosamente un secreto que una moneda.
Los hombres mezquinos aprovechan este detalle e inventan intrigas o planes de evasión, para solventar su lujuria.
Aqui hay que decir que la mayoria de las confabulaciones se hacen públicas por culpa del coro.
Este grupo ejerce una demencia polifónica que los impulsa a comentar cada relato del Narrador y también a revelar toda intimidad, bajo la forma de un canto refinado.
Es probable que ellos piensen que la llave del bar es un acorde secreto, que la armonia es la puerta y que sus voces acertarán un día la combinación oculta.

Alejandro Dolina

miércoles, 19 de agosto de 2009

Kiwi!

http://www.youtube.com/watch?v=sdUUx5FdySs

Qué pensas?

Manson II

Ayer se cumplieron 40 años de Woodstock (Estados Unidos, 1969), más que un festival un evento en el que durante tres días (15, 16 y 17 de agosto) 450 mil jóvenes vivieron “paz y música”.Jornadas que han quedado en la memoria como el símbolo de un movimiento hippie que empezaba a languidecer.Una semana antes habían tenido lugar las matanzas que coordinaba Charles Manson y llevaban a cabo sus psicóticas discípulas. La más famosa es la que le costó la vida a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski, embarazada de 8 meses y acuchillada sin piedad.Todo esto ocurría en un contexto de mucha tensión. Las manifestaciones contra la guerra de Vietnam y la lucha de la comunidad afroamericana por sus derechos civiles eran sumamente violentas.¿Y la Argentina? Inserta en un mundo que se agitaba en pos de consignas libertarias que sacudían los rígidos esquemas impuestos por la posguerra. Desde 1966 el país estaba gobernado por un general obsesionado por homologar “corrupción de las costumbres” a “comunismo”. Católico estricto, Juan Carlos Onganía había bautizado con el pomposo nombre de “Revolución Argentina” al golpe de Estado que lo llevó al poder el 28 de junio de 1966. Rodeado de funcionarios reclutados en los Cursillos de la Cristiandad, un movimiento –sub Opus Dei– nacido en 1947 en el apogeo del franquismo español.Por primera vez en muchos años, ningún judío formaba parte del gobierno. Poseído de un espíritu evangélico, Onganía se había propuesto defender al país de la onda demoníaca que agitaba al mundo y que se traducía principalmente (en otras partes) en las luchas de liberación.En Estados Unidos los negros y la guerra de Vietnam, y en Francia los estudiantes. Todo esto no impedía que la juventud argentina creyera que el mundo podía ser mejor, más justo y humano y aprovechara los últimos huecos adonde la censuraTodavía no había llegado: El Instituto Di Tella, el cine Lorraine… El Woodstock Music and Art Festival fue imaginado con propósitos económicos aprovechando la popularidad de la contracultura hippie, pero financieramente resultó un fiasco. Calculaban vender 50 mil entradas, pero el mal tiempo y la avalancha humana que derribó las barreras lo convirtió en gratuito. Se puede decir que los organizadores no salieron con los bolsillos llenos.Según Pierre Delannoy, autor de La aventura hippie, Woodstock fue “el principio del fin”. Por entonces el movimiento hippie estaba muy politizado, todos ellos estaban en edad de ir a pelear a Vietnam, pero preferían luchar por la libertad y comprometerse contra la guerra.Sería caer en un reduccionismo limitar al movimiento a una revolución sexual y de las costumbres. Los hippies piensan en una verdadera revolución política, quieren cambiar la sociedad y militan para hacer de ella una comunidad más igualitaria y más justa.Son los chicos –crecidos– del baby boom, de la explosión de la clase media y de los comienzos de la sociedad de consumo. A ellos les ha tocado crecer en un mundo que cambia, pero en el seno de una sociedad profundamente conservadora.Pese a que hasta The New York Times había desaconsejado su realización, no se puede decir que aquello se hubiera desmadrado. Hubo solamente dos muertes por sobredosis y 4 partos.Las trombas de agua que cayeron inutilizaron los 600 baños químicos y los víveres se acabaron muy pronto. Hubo que recurrir al ejército, que llegó con los mismos helicópteros de Vietnam. Transportaban desde agua potable y medicamentos hasta a los artistas que debían subir al escenario.Janis Joplin, Jefferson Airplane, Santana, Joan Baez, Joe Cocker, The Who, Jimi Hendrix, Neil Young arribaron por ese medio. Ausentes: Bob Dylan, los Rolling Stones, Jeff Beck, Iron Butterfly. La marihuana (¿vendría en los helicópteros?) parece ser que era de excelente calidad, en cambio el LSD (ácido lisérgico) era gravemente malo. Tanto que hubo que avisar por el micrófono que el que tomara uno se exponía a un bad trip (mal viaje). El aviso llegó tarde y hubo bastantes bajas tanto en el público como entre los intérpretes. El movimiento hippie se extingue cuando choca con la realidad. El shock petrolero de 1973 redujo los márgenes de la sociedad. El contexto económico hizo más difícil aceptar este modo de vida basado en compartir el trabajo y en las relaciones libres. En materia de drogas, abandonaron las blandas y pasaron a las duras: el paraíso artificial que se habían creado se convirtió en un infierno. Los hippies fueron los últimos portadores de una gran ilusión, la generación siguiente fue la de la crisis: los punks que reivindicaban la desesperación.Entre el 8 y el 10 de agosto de 1969, “La Familia” de Manson mató a seis adultos y un nonato. Claro que de esto en Woodstock no se sabía mucho puesto que tardaron tres meses en dar con “La Familia”. Hijo de Kathleen Maddox, una cleptómana alcohólica que lo tuvo a los 16 años, Manson nació en 1934 y nunca supo quién fue su padre porque su madre no lo sabía. Su primer entrada en la policía fue a los 9 años, hasta los 32 estuvo entrando y saliendo. Se dedicó entonces a formar su propia comunidad y consiguió un autobús en el que viajaban todos recorriendo California.Entretanto había fundado una pseudorreligión y tenía su propia idea del Apocalipsis. Los negros se rebelarían y atacarían a los blancos en una batalla racial. Primero los barrios ricos como Beverly Hills. Violarían a las mujeres y dejarían mensajes escritos con sangre. Jesucristo volvería secundado por cinco apóstoles (cuatro eran los Beatles y el quinto era él).Pero según pasaba el tiempo y viendo que la raza negra no actuaba, Manson decidió que había que acelerar las cosas y dar ejemplo. El deber de “La Familia” era cometer dos asesinatos para provocar el Apocalipsis que él creía anunciado en una canción de los Beatles: “Helter Skelter” (el caos, la desbandada).Los asesinatos del matrimonio Labianca y el de Sharon Tate y el grupo de amigos con el que estaba no provocaron el Apocalipsis, pero sí que los detuvieran y fueran a la cárcel. El juicio tuvo lugar en 1971, todos fueron condenados a muerte pero en 1972 ésta se suspendió para California. Instalado en la Corcoran State Prision (la prisión estatal de California) Manson ha llegado a los 74 años y pasa sus días como un viejo jubilado dialogando con otros presos.A pesar de ser para los americanos el paradigma del mal, es el preso que más visitas recibe, ha inspirado a artistas góticos como Marilyn Manson (que le robó el apellido).Recientemente llegó para hacerle “compañía” Phil Spector, el productor musical acusado de matar a su novia. Charlie le envió una nota diciendo que quería hablar con él. Spector, horrorizado, comentó “antes levantaba el teléfono y era John Lennon, ahora es Manson, Dios mío cuán bajo he caído”.En la Argentina la furia virtuosa del onganiato no perdonó ningún placer o entretenimiento. Además de los intempestivos allanamientos a los hoteles por hora, se controlaba la iluminación en los lugares nocturnos. Los censores la emprendieron también con los hippies, aunque la persecución a la que los sometieron tuvo, por momentos, ribetes tragicómicos. En los albores de 1968 las 50 comisarías de la Capital fueron instruidas mediante una circular para reprimir el auge de las camisas floreadas y las melenas. Quien padeció un encontronazo con la policía antifloreado fue el gran baladista italiano Lucio Dalla. Fue detenido por circular en taxi “con melena, barba, bermuda y remera de vivos colores”. Por fortuna para la música peninsular, los censores ignoraban que el cantante era, además, un militante gay.Pero la Argentina había despertado, se sucedían las huelgas o los movimientos como el Cordobazo. Si mayo en el mundo iba a significar una renovación en todos los frentes, en la Argentina comenzaba un proceso que acabaría trágicamente el 24 de marzo de 1976.


Por S. Walger

Cien días que cambiarán todo y nada

Cien días. En números redondos, el plazo que le queda al Gobierno para moverse sin ataduras es equivalente a la luna de miel que supuestamente goza todo mandatario recién asumido, antes de que la opinión pública y las fuerzas opositoras le caigan encima. Un centenar de jornadas. Sólo que en este caso, se trata del período que falta cumplirse para que venza la mayoría automática del oficialismo en el Congreso de la Nación. La otra diferencia con una luna de miel poselectoral es que el kirchnerismo encara los próximos cien días luego de una clara derrota en las urnas. Y ésa es la novedad política: tal como declaró Néstor Kirchner esta semana, el Gobierno ahora no cree que haber perdido una elección, que fue encarada como un plebiscito, sea motivo para revisar sus modos de administrar el poder y los recursos estatales. Más bien, todo lo contrario. La negativa de la mayoría de los votantes del país parece haber liberado las pulsiones “revolucionarias” de la Casa Rosada. Y para un revolucionario que ya controla el sillón presidencial, cien días es una eternidad.Con la capacidad intacta de cobrar las retenciones a la agroindustria y de reorientar las partidas del Presupuesto nacional, el oficialismo empieza a sentir que aquí no ha pasado nada. La temida embestida opositora poselectoral se derritió al calor moderado de un llamado al diálogo que al Gobierno le salió gratis, salvo algún cafecito y unas galletitas para la tarde. La presión del campo se contuvo como siempre, comprando algunas voluntades regionales, y mareando a la Mesa de Enlace con la misma ranchera sin relaciones. A los consumidores furiosos por los tarifazos se los calma con subsidios fugaces. Y al cuarto poder mediático se lo pasa por encima pegando donde más duele: no en la libertad de expresión, sino en la caja.Se dice que, a diferencia del socialismo, el capitalismo sobrevive porque integra en su lógica las pasiones más viscerales del ser humano. No se basa en el deber ser, sino en lo que es. El kirchnerismo vive por una dinámica parecida, en torno a las acomodaticias contradicciones ideológicas argentinas. Ser de izquierda en la Argentina de hoy es decir cosas izquierdistas, mientras se hace lo que hay que hacer para acumular poder. Y la derecha es la etiqueta que conviene utilizar para amordazar al adversario de turno. Punto. Lo mismo pasa con el peronismo o con la vieja política: muletillas para justificar movimientos tácticos en la búsqueda del control más amplio posible de los bienes políticos y económicos de la sociedad. El período de hegemonía de los Kirchner pasará a la historia como el clímax del pragmatismo institucional. Todo por un sueño: y en ese abrazo de Néstor, caben al mismo tiempo Hebe de Bonafini y Julio Grondona, dos íconos de la memoria setentista. Cuando los años 70 se cierran sobre sí mismos, en un sentido, es el fin de la historia.Pero, como bien le señalaron desde la izquierda al teórico del “fin de la historia”, Francis Fukuyama, la historia sigue. Y en los próximos cien días se irán revelando los hitos del país que viene. Por lo pronto, la realidad poselectoral muestra un clima enrarecido. Los que supuestamente perdieron están descorchando champán, como bien saben en el entorno de funcionarios como Florencio Randazzo y Guillermo Moreno, por mencionar un par de caras conocidas. En cambio, los que presuntamente ganaron se pelean entre ellos, maldicen en silencio su imprevisión y calculan con mucha incertidumbre los pasos a seguir para reparar lo irreparable: en el directorio de Clarín, hay caras largas y un estado de asamblea permanente que ha hecho cancelar compromisos privados tradicionales a más de un directivo del Grupo. Los abogados del multimedios orejean una y otra vez las 16 páginas de ese bendito contrato que, a esta altura del análisis jurídico y periodístico, no dice nada que sirva para escandalizar a nadie ni para incomodar a Grondona, el caballo de Troya que ya suena como una mala palabra en las oficinas de TyC: Don Julio es hoy el Cobos del Grupo Clarín, porque en una noche les votó no positivo. Por eso la empresa que controlaba el fútbol televisado desistió de la tentación inicial de ventilar ese contrato que no habían visto ni los presidentes de los clubes involucrados en el mismo. No había nada que mostrar. La única cláusula que podía comprometer al capo de la AFA fue extirpada a pedido de Don Julio en la última renegociación de contrato: el delicado ítem estipulaba que los pagos mensuales de la empresa televisiva irían a parar directamente a los clubes que brindan los rentables espectáculos deportivos, sin pasar por las manos de Grondona. El intocable patriarca del fútbol se plantó y se negó a firmar si no se eliminaba aquel reparto automático de las riquezas. Del lado de TyC le explicaron que eso sólo podía hacerse con el consentimiento de los clubes. Grondona levantó un par de teléfonos y lo arregló. La cláusula de coparticipación había muerto: cada mes, los tesoreros de los clubes deberían mendigar en las oficinas de la AFA su cheque, que generalmente tenía fecha de cobro muy diferida. Para hacerse del efectivo rápido, se les recomendaban un par de direcciones donde cambiar los cheques por cash, eso sí, con quitas de hasta el 25%, que también explican la quiebra generalizada que acecha a la mayoría de las instituciones.Y aquí aparece uno de los debates que podrían animar las tertulias de los intelectuales de Carta Abierta: ¿qué papel le cabe al Estado en el drama de una actividad social protagonizada por jugadores ricos, dirigentes ricos e instituciones sin fines de lucro en bancarrota? ¿Regulación reforzada? ¿O intervención justiciera? Si es sincera la reivindicación del rol del Estado que esgrimen los intelectuales filokirchneristas, votarán –testimonialmente, claro– por la regulación. La opción vengadora es, en realidad, otra vía pragmática disfrazada de ideológica para saquear con la espada estatal las arcas de un actor privado dominante, con el objetivo final de repartirse después el botín con los nuevos dueños del negocio, que asegurarán su tasa de rentabilidad volviendo a armar un escenario monopólico. Pero entonces ya no estará Aníbal Fernández, virtual primer ministro K, para pedirle que se haga justicia y se le regale fútbol gratis al pueblo.

Por Silvio Santamarina

viernes, 14 de agosto de 2009

Vivir en comunidad, Vivir en Paz

Un llamado a la reflexión sobre lo que significa vivir según los preceptos de "Wiraqocha".

Wiraqocha:
Creador del universo "PACHA". Es también el civilizador y dador de luz para el universo. Cuando Wiraqocha creó a los humanos, ordenó que vivieran en diferentes lugares; montañas, lagos, ríos, cuevas, etc., para convertir sus lugares de origen en lugares sagrados o Pakarinas.

Wiraqocha representa el Universo con todas sus manifestaciones. Desafortunadamente, estas manifestaciones fueron erróneamente interpretados por el clero occidental quienes atribuyeron una concepción politeísta de la divinidad a la espiritualidad andina.

Wiraqocha es el creador invisible, para los andinos, su manifestación física y símbolo es el Sol, Tata Inti ó Inti Tatay.

Pachamama, Madre Tierra
Pachamama da vida a la humanidad, ella es divinidad sublime en nuestro mundo. La Pachamama nos enseñó a amar todo incondicionalmente.

Ella nos mostró que el trabajo es una de las virtudes supremas, porque si construimos con amor en nuestro trabajo, seremos sagrados.

Pachamama nos dio estas enseñanzas de vida para ayudarnos a crecer. Ella nos dio el MUNAY (AMOR), el YANKAY (TRABAJO) y el YACHAY (SABIDURIA). El hombre no necesita otros mandamientos o leyes, porque MUNAY (AMOR) nos hace concientes de lo que es TRABAJO/SERVICIO, lo que debería ser el deseo de cada ser humano, ya que el sentido de SERVICIO es la conciencia de reciprocidad o TRABAJO (YANKAY)... Y puedes estar seguro que AMOR Y TRABAJO, nos llevara a un estado de conciencia superior de SABIDURIA (YACHAY)

Los invasores que usurparon nuestras tierras crearon para nosotros leyes y preceptos de la vida que eran totalmente en contradicción con los mas altos principios de comunidad y respeto por la tierra en el que el hombre andino vivió. Ellos introdujeron a nuestra historia las siguientes tres leyes: Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella - No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso

Una ley, un mandamiento o precepto es creado para que un grupo social pueda erradicar algo malo; para que los males y faltas de una sociedad puedan ser controladas y chequeadas, etc. Si la gente esta constantemente peleando o en conflicto con sus hermanos y vecinos, debería enseñárseles a amar entre ellos como si fuera su propio dios! Si la gente vive en esclavitud, conflicto eterno, miedo y remordimiento, debería enseñárseles a no matar y a no odiar a los extraños...La lista de leyes que son necesarias para una sociedad en la que la gente vive eternamente en forma individualista y en conflicto podría ser larga. La mas grande falla en esa forma de vida empieza con el rechazo al mundo natural y poco respeto a la Tierra que les dio vida.

Que razón tendríamos de enseñar a una muy desarrollada sociedad como lo fue la cultura andina de NO ROBAR, cuando esta sociedad sabe que TODO pertenece a PACHAMAMA. Esta sociedad esta viviendo bajo el principio de vida en comunidad, representada en TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS. Esta sociedad vive bajo el principio de SERVIVIO, de HOY POR TI, MAÑANA POR MI. Que necesidad hay para robar en una sociedad en el que el principio de comunidad establece que el niño que nace tendrá su propia tierra para trabajarla? Que necesidad hay para robar en una sociedad en el que el concepto de morir de hambre no fue posible ni tampoco permisible, debido a que la distribución y preservación de alimentos alcanzo niveles de organización insuperables? QUE NECESIDAD HAY PARA ROBAR! QUE NECESIDAD HAY PARA ROBAR!

Por que una sociedad tan desarrollada tendría que mentir y desconfiar? en pueblos donde la mayoría de casas ni siquiera tenían una puerta estable, y menos con sistema de seguridad, por que habría la necesidad de mentir? Por que, si esa acción no nos ayuda a crecer espiritualmente?

Y digan, como podemos decir NO SEAS OCIOSO, a una sociedad que construyo toda su grandeza, piedra por piedra, a esta sociedad que sabe que es solamente por medio de su trabajo que sobrevivirá y sera grandiosa?

Los españoles tuvieron que de alguna manera legitimizar todos los ROBOS, MENTIRAS Y OCIOCIDAD, que ellos cometieron y por lo que fueron responsables en estas tierras.

También sabemos que Pachamama es la madre de toda purificación, limpieza y perdón. Hemos empezado una nueva era, y en esta era de luz, todos hermanos y hermanas son bienvenidos. Permitamos que Wiraqocha toque nuestro Sol interno para que durante este proceso de crecimiento de nuestra conciencia de amor interno, seamos hombres y mujeres de esta nueva era.

El Despertar del Puma por James Arévalo

La Patria se derrumba despacito

La Argentina está al borde del abismo. La catástrofe se cierne y amenaza. La patria se derrumba –pero muy despacito. Estoy dispuesto a hacer la apuesta: o está pasando algo muy incomprensible –algo que sólo unos pocos poderosos saben– o dentro de un mes vamos a vivir en un país que será la suma de Ruanda, Honduras y Bolivia con una leve dosis de Chechenia y unas gotas de Colombia on the rocks.

–¿En serio le parece, Caparrós?

–¿Que si me parece? Espere y vea.

No hace falta decir lo poderosa que es la prensa para crear percepciones y sensaciones colectivas. Tampoco, cuál es el grupo que domina la prensa en la Argentina. Y menos aún cuán importante es, para ese grupo, que no le toquen los negocios. El gobierno acaba de manotearle uno de los grandes a la Corporación Clarín y eso, sospecho, lo pagaremos entre todos. No sólo por los famosos 600 millones sino, más que nada, porque, a menos que el grupo de marras haya cambiado mucho su forma de funcionar y de hacer periodismo, se viene, en los próximos meses, una ofensiva noticiera tremebunda. Donde los crímenes sangrientos serán más sangrientos que nunca, los empresarios desconfiados desconfiarán en titulares temblorosos, los reproches de Macri o De Nárvaez o Carrió serán credo en sus radios, los hospitales desprovistos no tendrán ni una gasa en telenoche e incluso, quizás, algún valeroso periodista se lanzará a investigar y al fin descubrirá que la administración del fútbol argentino cometió ciertos ilícitos.

Decía que pagaremos todos con la sensación de que estamos pasándola mucho peor que lo mal que la estamos pasando. La Corporación ya lo ha hecho más de una vez; lo hace, en realidad, en diferentes grados, todo el tiempo: intenta manejar la temperatura de la opinión pública, y tiene poder de fuego suficiente y nos convence, consigue convencernos. Entonces, la tristeza: si creemos que estamos mal vamos a estar cada vez peor, preocuparnos, sufrir, hacer cagadas. Ya hubo algún vienés que escribió, hace casi cien años, sobre la profecía autocumplida. Y todo porque al gobierno se le ocurrió una idea.

–¿Una idea, dice, mi estimado? Qué momento especial, qué extraordinario. ¿Dónde, cuándo celebramos?

–No sea gorila, López. Se les ocurren ideas todo el tiempo. Y las aplican todas ahí nomás, al toque, a ver si alguna cuela.

Con la estatización del telefútbol me pasa lo que siempre me pasa con las medidas K: una mezcla de acuerdo y desencanto. Siempre estuve a favor de sacarle el monopolio de los partidos a esa empresa que creíamos que se llamaba TyC pero ahora sabemos que se llama TSC: en estrecha alianza –es una forma amable de decirlo– con Grondona y la AFA, fue una de las principales culpables de la degradación económica y estética del fútbol argentino. TSC –cuya mitad derecha, sabemos, pertenece a la Corporación– se llevaba tanta plata que dejaba muy poco para los clubes y aumentaba su obligación de vender jugadores para equilibrar los presupuestos. Y, por lo tanto, nos condenaba a ver partidos cada vez más malos –sobre lo cual escribí el viernes pasado una interesantísima propuesta a la que nadie dio ni bola.

La situación era enojosa, y el enojo aumentaba con detalles como el secuestro de los goles hasta que pagáramos el rescate de cada noche de domingo o las tentativas cada vez más eficientes por cobrar más por los partidos. El problema estaba ahí, sin duda, y el gobierno podía interesarse en resolverlo –aunque no fuera una prioridad desmesurada–; lo raro es que de pronto descubrieron que el fútbol es uno de los derechos inalienables de nuestro sufrido pueblo, y uno de los pocos que no puede dejar de hacer cumplir.

Si el fútbol es un derecho para todos, ¿qué me dicen del pato, nuestro deporte nacional? ¿Y del golf, el único en que ganamos torneos importantes? ¿Y del tango, que deberían aprender todos los niños de la patria? ¿Y de la joven narrativa argentina, tan necesitada de algún empujoncito? ¿Y de las operaciones en los hospitales, que enseñan a los pacientes a ser más que pacientes, moribundos? ¿Y de una educación pública que no ponga a los que la reciben en una desventaja mucho peor que no tener cable para mirar el fútbol por la tele?

Que un Estado con deuda social extraordinaria se gaste en telefútbol 600 millones al año suena bruto. Alguien, en la administración, entendió mal las lecciones de la historia o vio Roma en copia trucha y recortada: la fórmula era pan y circo, nunca circo solo. Si la ganancia de TyC era desmedida –y la ganancia de TyC era desmedida– por supuesto que el Estado debía intervenir para obligarla a revisar ese contrato. Tiene instrumentos: ¿por qué no crear una tasa a la televisación de espectáculos deportivos, como pagan los cines, y aplicar esa tasa a la creación de campos de deportes para chicos o incluso, –oh, incluso, atención, cuidado– bibliotecas?

–¿Y van a dar todos los partidos por el 7 y Encuentro, mi estimado?

–No, sé, dicen que todos, casi todos, dicen cosas.

–Ah, claro. Ahora por fin sabemos para qué sirve la televisión pública. Los muchachos vieron la oportunidad y se les ocurrió una idea, y se tiraron de cabeza. Es el método habitual de este gobierno: su improvisación, su forma de intentar a ver si sale –dale Cacho, vos largate y después vemo–, como en el caso tan luminoso de las tarifas de servicios: vamos con el aumento, Cacho, que no tenemos plata, hay que cortar con los subsidios. Uy, la gente se queja. ¿En serio, y de qué? Y, dicen que no les alcanza para pagar las facturas. ¿Cómo que no les alcanza? No, dicen que no. Che, que no mientan, los que tienen que pagar son los ricos. Bueno, tá, vamos. Pero mirá que se quejan más. Ya hay diputados que dicen que ésta no la votan. ¿En serio diputados? Qué hijos de mil putas. Si estos venían y me comían de la mano. Pero ya no comen, Cacho, se pusieron duros. Y Moyano también se puso duro. Uy, Moyano, qué turro, otro traidor. Bueno, Cacho, va a haber que sacarla. ¿Qué sacar qué? Que sacar los aumentos, qué vas a sacar. Pero ya los cobraron. Bueno, que los devuelvan, que hagan algo.

Y así de seguido: en lugar de pensar, calcular, averiguar, analizar los datos y tomar decisiones; en lugar de tener un proyecto general y adaptar las decisiones a sus líneas maestras, estamos gobernados por el rapto, las ganas, el lance a ver si pasa. Es el auge del ensayo y error en la conducción de la patria y sus pequeñas sucursales. Macri lo dice claro –“si cuatro de diez iniciativas sirven ya está bien”–; los K lo dicen menos pero lo hacen todo el tiempo. Insisto: la falta de proyecto. Si supieran dónde quieren ir, si estuvieran en el poder para ir a alguna parte, sus medidas serían coherentes con esas metas. Como lo que quieren es mantenerse, prueban con cosas y si la gente refunfuña, prueban con otras. Una vez más, el gran lema marxista, bandera de estos tiempos: estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros.

Algo así parece haber pasado con el fútbol. Les dio el repente, vieron que ahí podían ganar algo –declaraciones populistas, perjuicios para la Corporación– y se largaron. No tienen ni idea, por ahora, de qué van a hacer con los partidos: ningún plan. En vez de aprovechar para voltear la dictadura de Grondona, se alían con él, hacen negocios. Grondona es su intendente del conurbano: los va a usar, les va a hacer promesas, los va a despedir con sonrisitas cuando se vayan al carajo.

Y mientras quedan muy expuestos ante el estribillo de que deberían usar ese dinero para otras urgencias, “para combatir la pobreza”. El argumento es sólido pero, como todos los argumentos argentinos, se transforma en argucia en bocas imposibles: que lo digan Macri o De Narváez, millonarios de pro, parece un chiste malo. La derecha viene con tanto hambre –y tanta confianza en el changüí que le ofrecen los errores K– que se permite cualquier cosa. E insiste en su campaña principal: convencernos de que el Estado es un desastre y que hay que volver a privatizar. De eso trata, en última instancia, toda esta pelea: aprovechar los patinazos K –su estatismo de amigos– para reinstalar aquella vieja idea que presidió el desguace del país y cuyo fracaso en 2001 permitió repensar ciertas cosas, intentar otros desarrollos: la noción de que el Estado es incapaz de nada bueno, de que no sirve para nada. Eso tratan de demostrarnos, en alegre, previsible alianza, la derecha macrista, el caos kirchnerista. Y la Corporación, detrás, para pintarlo de negro y amarillo.

Por Martin Caparrós

martes, 11 de agosto de 2009

Himno Nacional Completo

Nacido como himno de guerra por la Liberación Nacional, nuestro himno se encuentra censurado en su mayor parte desde el año 1900 hasta el día de hoy.

Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un león.

Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.

En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.

¿No los veis sobre Mejico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cúal lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No lo veis sobre el triste Caracas
luto y llantos y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?

A vosotros se atreve, argentinos
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.

San José, San Lorenzo, Suipacha.
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,
son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.

Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: ¡Mortales, oíd!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al gran Pueblo Argentino, salud!

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos juremos con gloria morir.

Letra: Vicente López y Planes

El Analfabeto polìtico

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.

Bertolt Brecht

lunes, 10 de agosto de 2009

Pedagogia XXI

El psiquiatra chileno Claudio Naranjo dijo hace tiempo: "Para cambiar la educación es necesario cambiar a los educadores". En pedagogia cabal, el profesor no enseña; ayuda al alumno a aprender. Consecuentemente, nadie ignora, ni niega que en nuestro país la llamada enseñanza media-el secundario- sólo funciona para atrás: no educa en medida alguna. Es un lóbrego campo de batalla. Esta crisis no es patrimonio exclusivo de nuestro país, aqueja al sector en todas partes. ¿Motivo? Estamos tratando de vivir en el siglo XXI en base a fórmulas y a protocolos que, en gran medida provienen del siglo XIX. El visionario canadiense Marshall McLuhan ya lo advertia en la década del 60: "Las escuelas gastan cada vez más multiples energias preparando a los alumnos para un mundo que ya no existe". Hace poco, Ken Robinson, especialista británico en desarrollo de la creatividad, expresó crudamente: "Todos los niños poseen un talento tremendo y nosotros lo malgastamos, despiadadamente". Sostiene que la creatividad es tan crucial como la alfabetización y que deberia ser tratada con la misma importancia. ¿Cómo? ¿Cuándo?¿Dónde? ¿Quiénes? Obviamente, sería el momento de asumir en profundidad que el estudiante no es un recipiente para llenar sino una lámpara para encender.
A la inversa, en sus aulas, los adolescentes son alejados de sus capacidades creativas. Una vez Picasso dijo que todos los niños naces artistas pero que el problema fundamental es que no se les permite que crezcan siendo artistas. Se los adoctrina apenas para asumir roles prefijados que mantengan inamovible la sociedad imperante: abogados,arquitectos, economistas y todo lo demás.
Naranjo ha tenido un contacto bastante íntimo con profesores en marco donde se supone que un profesor es una persona que ha alcanzado un desarrollo suficiente como para poder educar y no solamente ser una máquina de transmitir información. Pero ocurre que los educadores no se sientes inmersos en esa abundancia interior sino que, como personas, se sientes bastantes raquíticos. Y si se habla en términos psiquiatricos, bastante enfermos. Más bien precisarían una actividad que no consiste apenas en asistir a cursos sobre cómo controlar a los estudiantes o cómo aplicar planes supuestamente renovados que sólo sirven para ser considerados tiempo despúes como un fracaso. ¿quién se acuerda ahora del Polimodal bonaerense?
Sucede que en las escuelas y los colegios, los niños y los adolescentes son apartados de las cosas que les gustan para ser perversamente inoculados con el virus de la eficacia estructural. Dicho de frente, para "ser útiles". Se espera de ellos que funciones como consumidores, contribuyentes y -en caso extremo-como combatientes.
Entretanto, el 15 de marzo de 2009, el diario Clarín consignó que hay entre nosotros cerca de 180 mil adictos al paco (pasta base de la cocaina). Se calcula que 68% de éstos termina delinquiendo. Y que matar o morir es un destino de muchos. El paco es tan letal como invisible.
Se trata de casi 180 mil individuos que lo consumen en todo el país, pero a pesar de eso no hay ningún plan intensivo y coordinado para combatirlo. En la ciudad de Buenos Aires -donde viven 40 mil de los consumidores-, ni siquiera está reglamentada la Ley de Adicciones que debería paliar el drama. Tampoco hay lugar en los hogares de rehabilitación. Ni protocolos que definan qué debe hacer la policía frente a estos casos. Ni atención en los hospitales públicos, donde no estan preparados para recibir a los chicos del paco. Mientras sus madres, desesperadas, no saben cómo sacarlos de la profundidad siniestra. Ese mismo dia leí en Crítica de la Argentina, que tenemos unos 25 mil chicos diagnosticados con un llamado Trastorno Deficitario de Atención y se les receta una droga que quienes se oponen al tratamiento consideran peligrosa. Las ventas suben durante la época de clases y nueve de cada diez consultas por el tema son a pedido de la escuela.
Alberto Sileoni, nuestro flamante ministro de Educación, acaba de señalar que el 10.7% de los 2.7 millones de chicos que cursan el secundario repiten el año, mientras hay 400 mil adolescentes que no están en las escuelas.
A muchos individuos de enorme talento, brillantes,altamente creativos, el colegio los induce a creer que son inservibles. Ni hablar siquiera sobre los niños superdotados cuyos dones no son considerados y que representan un trastorno para docentes sobrecargados de tareas burocráticas. Sería preciso repensar radicalmente el concepto imperante sobre la inteligencia, que es diversa, dinámica y singular. Todo sistema educativo que, de aqui en adelante, no se aplique a descubrir el talento personal de cada ser humano será una forma de etnocidio.

Por Miguel Grinberg