lunes, 24 de agosto de 2009

La Llamada

Desde el lunes pasado estoy sin teléfono.Reclamé a Entel (en realidad es Telecom, pero al reclamar no noté diferencias en el trato entre antes que era un abonado y ahora que soy cliente).Me explicaron que les habían robadolos cables y tendría para cinco o seis días sin fono. Pedí que me habilitaran un mensajede teléfono en reparación, pero la operadora repetía que “la empresa no brinda contestador en estos casos”. “¡No quiero un contestador!”, imploré, “sólo quiero el viejo mensaje de aviso de línea en reparación”,así quien me llama sabrá de inmediato qué pasa (usted ya sabe cómo es esto: compra cualquier cosa por teléfono, pero a la hora de reclamar, hay que hacerlo personalmente).Resultado: sigo sin contestador, sin teléfono y sin plata, pues uso el celular, que es mucho más caro. A la noche, prendí latele y daban La llamada. Me c… de miedo,después me dormí… y soñé.Miraba fútbol por canal 7 en la cama;de pronto suena el teléfono: era la voz de Cristina. En ese instante –igual que en La llamada– en el televisor surge de adentro de un aljibe una figura femenina, con unacamiseta larga argentina en cuya espaldase lee “Cristina”, el cabello chorreando sobresu cara y me dice: “¡No pude hacermela planchita porque en Olivos estamos sinluz. Lo peor es que no puedo ver los goles…Soy rehén de los servicios y la electricidaddesaparecida”. Se baja de la tele, moja todoel piso y se acomoda al lado de mi mujer;su voz telefónica indica: “Si querés ver a Gimnasia, apretá el 2; si querés ver a SanLorenzo, apretá el 7”. Nada cambió con la ruptura del contrato con TSC: siempre miré al Ciclón apretando el 7, por el zogaca.De nuevo el teléfono, y en la pantalla aparece otra mujer en camisón, con un crucifijo. Es Lilita, que me dice: “No tenés teléfono porque este gobierno no quiere diálogo. Si querés mandar un motomensajero,apretá el 3”.Suena mi celular, es Kirchner: “Disculpame,pero como le había entregado a Clarín todos los cables, tuve que robar los de tu línea para darle a Grondona”. “¿Grondona no tiene teléfono?”, pregunté. “Sí, pero ahora yo le bajo línea, je”, respondió. “Néstor,su patrimonio creció, hay corruptos en el Gobierno, los servicios no andan y cobran lo que quieren… Con todo respeto, me recuerda a Menem”, le dije. Me responde:“Si querés nombrarme a mí, apretá el 1;si querés nombrar a Menem, apretate el izquierdo”. En la tele, Víctor Hugo relata:“Néstor le da una bocha a Grondona, y éste se la lleva… se la lleva… ¡Es el 10! ¡El 10%!¡Una cometa cósmica!”.Entretiempo. En una publicidad oficial,Aníbal Fernández en camisón, con los bigotes chorreando, dice: “La plata de esta publicidad será usada para los deportes olímpicos”. Protesto: “Sí, claro … las retenciones eran para hacer caminos, hospitales y escuelas, ¿quién lo garantiza?”; y Aníbal me responde desde el TV: “Lo garantizo yo”. Ahí me doy cuenta de que, al lado de mi sueño, La llamada es casi una de Disney.El comentario del primer tiempo lo hace un obispo: “El planteo táctico de los equipos es de una pobreza escandalosa”. Cristina propone la creación de 100 mil ideas para atacar, no a la pobreza táctica, sino al obispo y al resto de los comentaristas.Otra tanda: en una camioneta de la Sedronar,su conductor se está afanando 5 kilos de merca. Suena el teléfono y una voz re loca dice: “Si querés denunciarme, llamá al 0-800-PALA(7252). Llamá, total…todas las líneas están tomadas”.Flash informativo: María Julia no permite que le tasen su petit hotel y se niega a devolverlo: “Lo que se compra por teléfon ono se puede devolver”, se justifica. “¡Es lo que yo decía! –grito–, comprá algo por teléfono y después intentá devolverlo”. MaryJuly, desde el tele, me dice: “¿Ves? Mi caso es igual: lo que se choreó gracias a los teléfonos no se devuelve”.Otra llamada. En la tele aparecen los familiares de las víctimas de Cromañón chorreando agua, pero esta vez, proveniente de camiones hidrantes: piden justicia. Ahí me doy cuenta de que estoy despierto. Lo que aún no puedo saber es cuándo me desperté, porque salvo el hecho de que mi teléfono andaba, el resto de la película de terror, fue tan real… Tan real como que esal cohete pedirle una justicia sueca a un país como Argentina.

Por David Rotenberg

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