miércoles, 19 de agosto de 2009

Manson II

Ayer se cumplieron 40 años de Woodstock (Estados Unidos, 1969), más que un festival un evento en el que durante tres días (15, 16 y 17 de agosto) 450 mil jóvenes vivieron “paz y música”.Jornadas que han quedado en la memoria como el símbolo de un movimiento hippie que empezaba a languidecer.Una semana antes habían tenido lugar las matanzas que coordinaba Charles Manson y llevaban a cabo sus psicóticas discípulas. La más famosa es la que le costó la vida a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski, embarazada de 8 meses y acuchillada sin piedad.Todo esto ocurría en un contexto de mucha tensión. Las manifestaciones contra la guerra de Vietnam y la lucha de la comunidad afroamericana por sus derechos civiles eran sumamente violentas.¿Y la Argentina? Inserta en un mundo que se agitaba en pos de consignas libertarias que sacudían los rígidos esquemas impuestos por la posguerra. Desde 1966 el país estaba gobernado por un general obsesionado por homologar “corrupción de las costumbres” a “comunismo”. Católico estricto, Juan Carlos Onganía había bautizado con el pomposo nombre de “Revolución Argentina” al golpe de Estado que lo llevó al poder el 28 de junio de 1966. Rodeado de funcionarios reclutados en los Cursillos de la Cristiandad, un movimiento –sub Opus Dei– nacido en 1947 en el apogeo del franquismo español.Por primera vez en muchos años, ningún judío formaba parte del gobierno. Poseído de un espíritu evangélico, Onganía se había propuesto defender al país de la onda demoníaca que agitaba al mundo y que se traducía principalmente (en otras partes) en las luchas de liberación.En Estados Unidos los negros y la guerra de Vietnam, y en Francia los estudiantes. Todo esto no impedía que la juventud argentina creyera que el mundo podía ser mejor, más justo y humano y aprovechara los últimos huecos adonde la censuraTodavía no había llegado: El Instituto Di Tella, el cine Lorraine… El Woodstock Music and Art Festival fue imaginado con propósitos económicos aprovechando la popularidad de la contracultura hippie, pero financieramente resultó un fiasco. Calculaban vender 50 mil entradas, pero el mal tiempo y la avalancha humana que derribó las barreras lo convirtió en gratuito. Se puede decir que los organizadores no salieron con los bolsillos llenos.Según Pierre Delannoy, autor de La aventura hippie, Woodstock fue “el principio del fin”. Por entonces el movimiento hippie estaba muy politizado, todos ellos estaban en edad de ir a pelear a Vietnam, pero preferían luchar por la libertad y comprometerse contra la guerra.Sería caer en un reduccionismo limitar al movimiento a una revolución sexual y de las costumbres. Los hippies piensan en una verdadera revolución política, quieren cambiar la sociedad y militan para hacer de ella una comunidad más igualitaria y más justa.Son los chicos –crecidos– del baby boom, de la explosión de la clase media y de los comienzos de la sociedad de consumo. A ellos les ha tocado crecer en un mundo que cambia, pero en el seno de una sociedad profundamente conservadora.Pese a que hasta The New York Times había desaconsejado su realización, no se puede decir que aquello se hubiera desmadrado. Hubo solamente dos muertes por sobredosis y 4 partos.Las trombas de agua que cayeron inutilizaron los 600 baños químicos y los víveres se acabaron muy pronto. Hubo que recurrir al ejército, que llegó con los mismos helicópteros de Vietnam. Transportaban desde agua potable y medicamentos hasta a los artistas que debían subir al escenario.Janis Joplin, Jefferson Airplane, Santana, Joan Baez, Joe Cocker, The Who, Jimi Hendrix, Neil Young arribaron por ese medio. Ausentes: Bob Dylan, los Rolling Stones, Jeff Beck, Iron Butterfly. La marihuana (¿vendría en los helicópteros?) parece ser que era de excelente calidad, en cambio el LSD (ácido lisérgico) era gravemente malo. Tanto que hubo que avisar por el micrófono que el que tomara uno se exponía a un bad trip (mal viaje). El aviso llegó tarde y hubo bastantes bajas tanto en el público como entre los intérpretes. El movimiento hippie se extingue cuando choca con la realidad. El shock petrolero de 1973 redujo los márgenes de la sociedad. El contexto económico hizo más difícil aceptar este modo de vida basado en compartir el trabajo y en las relaciones libres. En materia de drogas, abandonaron las blandas y pasaron a las duras: el paraíso artificial que se habían creado se convirtió en un infierno. Los hippies fueron los últimos portadores de una gran ilusión, la generación siguiente fue la de la crisis: los punks que reivindicaban la desesperación.Entre el 8 y el 10 de agosto de 1969, “La Familia” de Manson mató a seis adultos y un nonato. Claro que de esto en Woodstock no se sabía mucho puesto que tardaron tres meses en dar con “La Familia”. Hijo de Kathleen Maddox, una cleptómana alcohólica que lo tuvo a los 16 años, Manson nació en 1934 y nunca supo quién fue su padre porque su madre no lo sabía. Su primer entrada en la policía fue a los 9 años, hasta los 32 estuvo entrando y saliendo. Se dedicó entonces a formar su propia comunidad y consiguió un autobús en el que viajaban todos recorriendo California.Entretanto había fundado una pseudorreligión y tenía su propia idea del Apocalipsis. Los negros se rebelarían y atacarían a los blancos en una batalla racial. Primero los barrios ricos como Beverly Hills. Violarían a las mujeres y dejarían mensajes escritos con sangre. Jesucristo volvería secundado por cinco apóstoles (cuatro eran los Beatles y el quinto era él).Pero según pasaba el tiempo y viendo que la raza negra no actuaba, Manson decidió que había que acelerar las cosas y dar ejemplo. El deber de “La Familia” era cometer dos asesinatos para provocar el Apocalipsis que él creía anunciado en una canción de los Beatles: “Helter Skelter” (el caos, la desbandada).Los asesinatos del matrimonio Labianca y el de Sharon Tate y el grupo de amigos con el que estaba no provocaron el Apocalipsis, pero sí que los detuvieran y fueran a la cárcel. El juicio tuvo lugar en 1971, todos fueron condenados a muerte pero en 1972 ésta se suspendió para California. Instalado en la Corcoran State Prision (la prisión estatal de California) Manson ha llegado a los 74 años y pasa sus días como un viejo jubilado dialogando con otros presos.A pesar de ser para los americanos el paradigma del mal, es el preso que más visitas recibe, ha inspirado a artistas góticos como Marilyn Manson (que le robó el apellido).Recientemente llegó para hacerle “compañía” Phil Spector, el productor musical acusado de matar a su novia. Charlie le envió una nota diciendo que quería hablar con él. Spector, horrorizado, comentó “antes levantaba el teléfono y era John Lennon, ahora es Manson, Dios mío cuán bajo he caído”.En la Argentina la furia virtuosa del onganiato no perdonó ningún placer o entretenimiento. Además de los intempestivos allanamientos a los hoteles por hora, se controlaba la iluminación en los lugares nocturnos. Los censores la emprendieron también con los hippies, aunque la persecución a la que los sometieron tuvo, por momentos, ribetes tragicómicos. En los albores de 1968 las 50 comisarías de la Capital fueron instruidas mediante una circular para reprimir el auge de las camisas floreadas y las melenas. Quien padeció un encontronazo con la policía antifloreado fue el gran baladista italiano Lucio Dalla. Fue detenido por circular en taxi “con melena, barba, bermuda y remera de vivos colores”. Por fortuna para la música peninsular, los censores ignoraban que el cantante era, además, un militante gay.Pero la Argentina había despertado, se sucedían las huelgas o los movimientos como el Cordobazo. Si mayo en el mundo iba a significar una renovación en todos los frentes, en la Argentina comenzaba un proceso que acabaría trágicamente el 24 de marzo de 1976.


Por S. Walger

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