lunes, 24 de agosto de 2009

Semana de frases huecas y dañinas

Esta semana, la televisión puso en circulación dos frases tremendas, aterradoramente huecas y dañinas. Una apareció en uno de los males periodísticos de la época, los videograph. La otra, nada menos, en boca de la Presidenta. Juntas funcionan como síntomas de cómo dos bandos aparentemente enfrentados, como el Grupo Clarín y el Gobierno, son cómplices en la degradación de la jerarquía de las palabras.

La primera frase tiene que ver con la cobertura que hizo la cadena noticiosa TN sobre el veredicto del juicio a los responsables de la tragedia de Cromañón. Lejos de limitarse a proveer la información básica o a separar en dos módulos bien diferenciados lo que es información y lo que es opinión, TN editorializó contra el fallo de todos los modos posibles. La batería de recursos incluía la voz en off engolada y de pesada retórica, la selección de imágenes, la música y un videograph que decía: “194 muertos y ningún preso”. En una muy buena nota publicada en Página / 12 el 20 de agosto, Mario Wainfeld analizaba el zócalo: “La consigna (…) omite que hubo condenas altas, soslaya que es correcto limitar la prisión mientras no hay sentencia firme. Propone una ecuación falaz: la cantidad de víctimas presupone la de sanciones (y su talla). Las pruebas, las reglas del debido proceso, la preservación de los derechos de los reos se dejan al costado o son malas palabras”. Reducir la complejidad de la significación de un fallo a cinco palabras es algo que no está al alcance de los periodistas de TN y de ninguna otra persona en el mundo. El ejercicio del periodismo se está convirtiendo en la práctica de la simplificación más brutal y tendenciosa.

La Presidenta, por su parte, en la presentación del acuerdo con AFA por la televisación del fútbol, marcó un nuevo récord en la banalización de un tema sensible al comparar la retención de las imágenes que realizaba TyC con los secuestros de los desaparecidos. “Te secuestran las imágenes, como antes secuestraron y desaparecieron a 30 mil argentinos”, fue la frase inoportuna, insensible y más que difícil de justificar.

Habitualmente, las frases necesitan de su contexto para no resultar tan extemporáneas. En este caso, el contexto aumenta la gravedad de lo que se dijo. El principal socio del Gobierno en este emprendimiento es Julio Grondona. El presidente de la AFA está en ese cargo desde 1979. La idea de que Grondona –responsable de los negocios del fútbol argentino desde hace tres décadas– participa de una suerte de rescate de los goles de las garras de la dictadura provoca una gama de sentimientos que van desde la indignación hasta la risa.

El mundo es un lugar complejo, infinito, difícil de describir sin encasillarlo. Cualquier expresión del lenguaje necesariamente lo reduce. Esa imposibilidad de dar cuenta de lo múltiple no debería ser una coartada para decir cualquier cosa sino más bien un llamado a la responsabilidad. Hay que tener cuidado con lo que se dice. Si sólo pueden hablar con consignas, lo mejor es
que se callen.

Por Gustavo Noriega

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