lunes, 24 de agosto de 2009

Los Martin Fierro y APTRA

Hace algunos años hice una investigación para la revista Noticias sobre quiénes eran los integrantes de la autodenominada APTRA, y los resultados, sorprendentes, fueron la tapa. Un gran porcentaje de los periodistas de APTRA no eran periodistas. No es que no eran periodistas de espectáculos, no eran periodistas ni nada. Uno tenía una zapatería, otro manejaba una revista de chivos, otros eran relacionistas públicos (incluso de los propios artistas nominados). El Martín Fierro ni se mosqueó. Conocida esa información, los actores y actrices nacionales, los periodistas argentinos, siguieron yendo a la fiesta, agradeciendo efusivamente, emocionándose y me fue quedando claro que la investigación no importaba nada. No sé cuánto cambió APTRA desde aquellos años hasta ahora. No sé si quedarán recuerdos de aquellos truchos que garroneaban el cable gratis y otros beneficios que la asociación daba a todos sus asociados (con la plata de la transmisión, ¡se hacen entre ellos regalos de cumpleaños!). Sé que algunos de los periodistas más reconocidos del medio están allí. Y que algunos de los periodistas más reconocidos del medio no están allí y no estarán nunca. Que truchos hay en todas partes. El año pasado se hacía un homenaje a Jorge Guinzburg y asistí a la fiesta pese a haber jurado que nunca iría. Ya está, no vuelvo. Pero tampoco me quejo más del Martín Fierro. Tiré la toalla. APTRA no representa nada, muchos de sus integrantes sólo se pelean por ver quién es más cholulo y hay hasta rabietas por entregar un premio a Mirtha o cosas así. Hacen la fiesta un miércoles para que “Marcelo” (para ser de APTRA es exigencia nombrarlo sin el apellido) vaya. Tendrán éxito porque se juntarán dos gremios vanidosos (actores y periodistas ), más comida gratis, más alfombrita roja donde las estrellas pueden una vez al año creerse la del glamour, más chivos para diseñadores, más pantalla asegurada. El resultado: un Martín Fierro exitoso y no hundible. Aunque nadie recuerde quién ganó el año pasado.Por Osvaldo Basan

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